Los BRICS y el nuevo eje de expansión capitalista

El énfasis de la relación entre Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrrica está centrado en la economía y la capacidad de realización en común.

 

Bruno Lima Rocha*

 

 

La alianza del BRICS, el bloque de países formado por las reuniones de sus cúpulas y sin ninguna documentación formal, llama la atención del mundo por tratarse de un nuevo eje de poder mundial. El énfasis de la relación entre Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrrica está centrado en la economía y la capacidad de realización en común. Culturalmente Brasil está próximo a la República de Sudáfrica post apartheid, y proporcionalmente tenemos un peso semejante para América Latina, tal como el que el país gobernado por el Congreso Nacional Aficano (CNA) tiene para el África subsahariana

 

El salto de calidad del bloque comenzó a ocurrir con la conclusión la 6ª reunión cumbre, realizada en Fortaleza (Ceraá) el 15 de julio de 2014. Se destaca que tanto en esta como en las cinco reuniones anteriores, todos los Jefes de Estado estuvieron presentes. La propuesta de crear un Banco de Fomento común materializó una capacidad que ahora será ejercida. Fueron creadas las bases –todavía sin ser aprobadas por los respectivos parlamentos– de un nuevo banco de desarrollo y un fondo de reservas, previstos para ser un complemento (y también una alternativa) tanto al grupo del Banco Mundial (BM) como al Fondo Monetario Internacional (FMI), fueron creados en esta reunión Cumbre de los líderes del BRICS.

 

La gobernanza del banco será semejante a las de otras instituciones de este tipo, siguiendo el modelo de pesos y contrapesos. Vale destacar que aparentemente todo funciona bien, pero en las operaciones del día a día existe la tendencia al aislamiento de los tomadores de decisión. En la jerarquía de la organización, habrá un Consejo de Gobernadores, un Consejo de Administración y la Dirección. El Consejo de Gobernadores estará formado por los Ministros de Hacienda  de los cinco países y actuará en la supervisión del banco, estableciendo cada cinco años la estrategia general de la institución, además de ser responsable de la escogencia del Presidente, de nuevos miembros y de aumentos de capital. El Consejo de Administración actuará en la supervisión de los ejecutivos, sin participación en la gestión diaria del banco. La Dirección estará compuesta por un Presidente y cuatro Vicepresidentes.

 

La India inaugurará la presidencia rotativa y China será sede de la institución en Shanghái. Los fondos iniciales serán respectivamente de U$ 50 miillardos para el fundig (depósito inicial) de Nuevo Banco de Desarrollo y otros U$ 100 millardos para el Acuerdo Contingente de Reservas. Aunque se trate de cantidades relativamente pequeñas, políticamente, el hecho que los cinco países miembros hayan contribuido con cantidades iguales, implica mucho para las futuras operaciones. A mediano plazo lo que está en juego en el ajedrez del Siglo XXI es la construcción de nuevas estructuras de poder global dentro del capitalismo ejercido por los mercados emergentes. Liderados por las potencias del bloque –con China al frente– es posible un rediseño de las formas de gobernanza post Guerra Fría y todavía herederas de Breton Woods. Partícipe de esta iniciativa –dentro del capitalismo global– el Brasil se posiciona todavía mejor.

 

Asumiendo una posición

 

La 6ª Cumbre de los líderes del bloque de países formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS) apuntó hacia la realización de dos certezas. El hecho concreto y de orden de la redistribución geográfica del capitalismo mundial. Fundar los pilares de un Nuevo Banco de Desarrollo y un Fondo de Contingencia es un importante paso para sobreponerse al moribundo orden nacido en Breton Woods. Más importante que disputar un espacio dentro del Fondo Monetario Internacional (FMI) es crear otro organismo multilateral de modo de fortalecer la posición de los emergentes al frente del G-20. Específicamente la institución financiera puede fortalecer la posición brasilera para consolidar tanto el MERCOSUR como, a mediano plazo, la UNASUR.

 

Infelizmente, esta posición no es compartida por el conjunto de las elites políticas nacionales y ni siquiera por los socios-clientes del Estado brasilero, como las mayores contratistas o el agronegocio. Si sucediese; esta realización –la de crear un banco de fomento no subordinado a la superpotencia ni a la Unión Europea (léase Alemania y sus satélites)–  debería ser consensual. Es la primera certeza. La de que los países intermedios necesitan crear mecanismos propios, porque el desarrollo a través de la integración absoluta al capitalismo transnacional, es simplemente inviable. Cuando los latinoamericanos vivieron bajo este principio, nuestras sociedades casi se desintegraron. El subcontinente pasó el 50% de actividad informal, con el desmonte del sector público y los pilares de la ayuda social (que ya eran débiles) disueltos. Para evitar el retorno a esta catástrofe social, es positivo que el país líder de América Latina sea miembro del BRICS.

 

La segunda certeza es inversa. Así como los vencedores de la Guerra Fría no ofrecieron nada más que la integración subordinada, los perdedores (Rusia y China) tampoco tienen sociedades dignas de ejemplo. No existe relativismo político que pueda tolerar la ausencia de libertad política o la total violación de los derechos fundamentales. La India, a pesar de ser la mayor democracia formal del mundo, es una arcaica sociedad de castas. Por lo tanto, el eje del BRICS forma como máximo una alternativa económica y no una recreación de posibilidades políticas transformadoras. La nueva geografía del capitalismo mundial es el fruto indeseado de la globalización victoriosa. Pasa por la incorporación de un millardo de nuevos consumidores y el uso abusivo de la mano de obra intensiva. De hecho, posibilita otro ordenamiento del eje de expansión capitalista.

 

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*Profesor de Relaciones Internacionales, Ciencias Políticas y periodista.