Por Pere Rusiñol
El jefe y fundador de Blackstone, líder mundial de los fondos inmobiliarios, se embolsó el año pasado 613 millones de euros
La crisis ha sido una pesadilla para los millones de personas que han perdido su vivienda por no poder afrontar la hipoteca. Pero ha resultado una bendición para el hombre que en última instancia se ha quedado con muchas de estas casas, en EE UU y en España, a precio de ganga: Stephen Schwarzman, el jefe y fundador de Blackstone —que ha amasado los derechos sobre al menos 150.000 viviendas desde 2011 en ambos países—, tiene un salario oficial de apenas 350.000 dólares al año, pero los extraordinarios beneficios de la compañía le han supuesto una lluvia de billetes tan excepcional que incluso ha pulverizado los récords más alucinantes de la historia del capitalismo: según cálculos de The Wall Street Journal, en el año 2014 se embolsó él solo nada menos que 613 millones de euros en dividendos y bonus. Récord absoluto para un directivo, según el diario de referencia del capitalismo estadounidense.
Para poner en contexto los beneficios de Schwarzman con la situación de España, uno de los países clave en la apuesta por la vivienda de Blackstone como activo financiero, basta un dato: el dinero que se embolsó el directivo estadounidense en un solo ejercicio supera la partida para “Acceso a la vivienda” incluida en los Presupuestos Generales del Estado del mismo año: 537 millones. Y la comparación ilustra bien cómo ha evolucionado a lo largo de la crisis la relación entre la élite mundial del capitalismo y los renqueantes Estados: en 2010, Schwarzman ingresó en su cuenta particular 132 millones de euros, mientras que los presupuestos del Estado en España preveían 1.481 millones para “Acceso a la vivienda”. Desde entonces, los beneficios personales del financiero se han casi quintuplicado, mientras que la partida del Estado en España se ha dividido por tres.
Desde 2010, año en que se completó en EE UU el rescate bancario con dinero público y los financieros volvieron a la carga, Schwarzman ha ganado un total de 1.681 millones de euros, según la suma de las estimaciones anuales de la prensa especializada. Esta cifra ayuda a entender por qué es conocido, desde antes de la crisis, como El rey del capital, significativo título de la biografía autorizada del financiero y de Blackstone, la compañía que fundó hace ahora treinta años, editada por Crown Business en 2010.
CONEXIÓN POLÍTICA
Blackstone nació como una compañía especializada en compras con apalancamiento (en inglés, leverage buyouto LBO): es decir, en la adquisición de empresas mediante crédito y en el posterior uso intensivo de los recursos de la compañía recién comprada (los ingresos, el patrimonio, etc.) para ir devolviendo el crédito. Pronto se convirtió en uno de los grandes actores del private equity(capital riesgo) de Wall Street: comprar empresas en apuros a bajo precio, arreglarlas —a menudo, un eufemismo para referirse a despidos— y revenderlas anotándose la plusvalía.
La compañía se ha convertido en el gigante mundial del sector, pero ya desde el inicio contó con avales muy poderosos y bien conectados con la estructura de poder estadounidense y, en particular, con el Partido Republicano. El otro cofundador, Peter G. Peterson, había sido asesor sénior de Richard Nixon y luego su secretario de Comercio (1972-1973); hoy, con ochenta y nueve años, preside el influyente think tank Peterson Institute for International Economics y es uno de los grandes financiadores de la causa de la austeridad y la “responsabilidad fiscal”. Muy pronto se unió a Blackstone David Stockman, ex congresista republicano y luego controvertido zar de la Oficina Presupuestaria de Ronald Reagan (1981-1985), desde donde pilotó una de las mayores ofensivas gubernamentales contra el Estado de bienestar.
COMO LEBRON JAMES
Al rey del capital le gusta ejercer como tal y no tiene empacho en compararse públicamente con LeBron James, la superestrella de la NBA. Al rey del baloncesto le gusta encestar, y al de Wall Street, lógicamente, ganar más dinero. David Carey y John E. Morris, sus biógrafos, subrayan que esta ha sido su obsesión toda la vida y que ha pronunciado su frase fetiche cada vez que alguien le propone un trato, señalándole con el dedo: “Recuerda que no me gusta perder dinero”. Los inquilinos de sus viviendas o los que ahora le deben su hipoteca deberían tener presente que el mantra les señala ahora directamente a ellos con el mismo dedo. Y con una ambición que trasciende supuestamente el vil metal: “Blackstone no es un negocio per se; es una misión para ser el mejor”, sostiene el multimillonario, según un perfil reciente de The New York Times.
Con tantísimo dinero amasado en poco tiempo, Schwarzman se ha convertido también en un filántropo y es el mayor donante de la emblemática Biblioteca Pública de Nueva York, en la calle 42 con la Quinta avenida, que a cambio de 100 millones de dólares ha sido rebautizada con su nombre.
En 2006, a las puertas ya de la gran crisis mundial, el fundador de Blackstone exhibió su poderío cerrando para festejar su 60.º cumpleaños el Park Avenue Armory, inmenso edificio del siglo XIX en una de las mejores zonas de Manhattan, que fue redecorado evocando la estética de la mansión francesa del magnate en Saint- Troppez, en la Costa Azul. Las limusinas se amontonaron junto a la puerta y el rockero Rod Stewart cobró un millón de euros por cantarle en directo el Cumpleaños feliz.
Y eso que entonces Blackstone todavía no tenía las 150.000 viviendas de las familias que se iban a quedar sin casa por no poder pagar la hipoteca en la devastadora crisis que se avecinaba.
La fiesta del 70.º cumpleaños, el próximo febrero, puede hacer historia.
Un padrino influyente también en España
Blackstone cuenta desde siempre en EE UU con conexiones de lujo, y su desembarco en España con la crisis, a la búsqueda de oportunidades, vino también de la mano de un padrino muy influyente, que asumió en 2012 la función de referente aquí: Claudio Boada.
La influencia de los Boada viene de lejos. El padre, del mismo nombre, desempeñó un papel clave en el tardofranquismo desde la presidencia del Instituto Nacional de Industria (INI) y luego fue uno de los actores del círculo económico próximo a Felipe González en la década de 1980, en la que escaló hasta la presidencia del Banco Hispano Americano.
El hijo, hoy referente de Blackstone en España, optó por las finanzas más que por la industria —hizo carrera en Lehman Brothers—, pero siempre con voluntad de incidencia pública, que canalizó desde la presidencia del Círculo de Empresarios, uno de los más pugnaces promotores de las pensiones privadas y hasta del modelo chileno, el más extremo. La principal colaboradora de Boada en este lobby fue Belén Romana, precisamente la ejecutiva que puso en pie el banco malo (Sareb), gran escaparate para los fondos internacionales que, como Blackstone, buscan pepitas de oro entre la chatarra. Romana dejó la entidad el pasado enero.
Los tentáculos de Boada llegan también a los medios: es miembro del Consejo de Administración del Grupo Prisa, dueño de El País y la cadena SER.