La descomposición del Estado-nación y el desarrollo de la naturaleza global de los mercados característica de la globalización, han hecho saltar por los aires las estructuras típicas laborales anteriores (basada a grandes rasgos en la industria), en toda una amalgama de situaciones heterogéneas precarias en el mundo del trabajo en el que la identidad social que el individuo tiene hacia el papel del sindicato como asociación por la defensa de sus derechos, se difumina a favor de movimientos ciudadanos con una orientación más trasversal.
Siguiendo dicha tendencia, incluso las huelgas protagonizadas por los sindicatos de concertación, están girando entorno a movilizaciones demostrativas en el espacio político en detrimento de la huelga económica típica, basada en el conflicto y la consecución de mejoras.
Tal y como explicamos en el anterior artículo las últimas reformas habidas en materia laboral, han roto con el esquema clásico de los sindicatos mayoritarios como actores del diálogo social. Los gobiernos actúan como gestores aventajados de la UE imponiendo medidas impopulares que acaban aplicándose sí o sí, a golpe de decreto, ante la mirada descolocada de los sindicatos.
Holm-Detlev Köhler, Sergio González Begega y David Luque Balbona