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Otro Tarifazo Más

 

El día 16 de enero la Asamblea de Trabajadores de Metro de Madrid decidió desconvocar las movilizaciones que se venían realizando desde el mes de diciembre. Una semana después, el gobierno de la Comunidad de Madrid, capitaneado por Ignacio González, como muestra de solidaridad ante todos los trabajadores y usuarios de Metro y del transporte público en general, decidió aumentar el precio de los abonos transportes un 4,5%, por encima de la inflación del año 2012.

 

Una medida de este calado puede ser calificada de muchas maneras, salvaje, política, irracional, alejada de la realidad ... pero sobre todo hipócrita. ¿Cómo es posible que ese gobierno que demonizaba a los empleados del Metro, los consideraba privilegiados, insolidarios con el resto de los trabajadores porque defendían sus derechos haya subido el precio de los billetes?

 

La excusa es bien conocida, el aumento del precio de la energía. Es curioso que estadistas y asesores que rodean a nuestra clase dirigente no supieran el 1 de enero que los precios de la electricidad iban a subir como consecuencia del déficit tarifario.

 

La respuesta, ya vertida en mil y un sitios, es sencilla, llana y conocida en otros sectores: la búsqueda de la rentabilidad, camuflada en una cobertura de deuda, para hacer atractivas a empresas públicas para poder ser privatizadas y acabar en las manos de las empresas de siempre. El actual Consejero de Transportes de la Comunidad de Madrid, trabajador de banca, llegó con ese objetivo, que Metro fuera rentable. Para ello no ha dudado en aplicar una serie de medidas donde los mayores perjudicados son los usuarios a los que han defendido a capa y espada durante los meses de conflicto: tarifazos continuos para que el billete cubra cada vez más el coste del transporte, disminución de la circulación de trenes, intentos de cierre a las 00.00 de la noche, cierre de vestíbulos, menor seguridad y limpieza en trenes y estaciones... En general, una disminución de los estándares de calidad que hacía que Madrid tuviera uno de los mejores metros del mundo, del cual presumían todos aquellos que ahora favorecen su expolio. No hay que olvidar que hemos sido todos los madrileños, los que a través de nuestros impuesto, hemos financiado la obras de ampliación y mejora de Metro, y que este incremento de las tarifas, como sucede en otros sectores públicos, es el repago conocido por todos los ciudadanos.

 

 

Desde mi punto de vista, un servicio público tiene como objetivo la dotación pública de un bien que el sector privado no es capaz de hacerlo por las altos costes que implica su producción o bien porque no espera recuperar la inversión inicial en el corto plazo. Un servicio como el transporte público cuyo objetivo es permitir la movilidad de la población, a lugares de trabajo, estudio u ocio y, por tanto en ese sentido, la vertebración de la sociedad, al favorecer su movilidad, debe ser barato y de calidad, entendiendo como calidad la limpieza, seguridad, accesibilidad, rapidez.... Así, por ejemplo, la construcción de Metrosur, permitió hacer desaparecer los problemas de conexión de la conurbación sur. En la actualidad, la población de los municipios del sur de Madrid, que son unidos por esa red, pueden acceder a hospitales, campus universitarios, centros de trabajo y ocio de una manera eficaz.

 

 

Otro aspecto que no hay que olvidar es el desincentivo, que supone una brutal subida de precios como la recién aprobada, del uso del transporte público y que favorece el uso del automóvil. En una ciudad como Madrid, la cual todos los días tiene puesta la famosa boina de humos y contaminación, es necesario llevar a cabo políticas de incentivo del transporte público. La huella de carbono de estos medios de transportes es mucho menor que la de los vehículos privados aún incluyendo a las emisiones directas (el transporte propiamente dicho), las emisiones indirectas (producción de energía).De máxima prioridad es la toma de medidas que favorezcan la movilidad de la población por medio de transportes colectivos cuando el "peak oil" es una certera realidad. Desde todo tipo de instituciones se ha favorecido el transporte privado para aumentar el consumo de materias primas necesarias para la construcción de vehículos privados que conllevan a una mayor necesidad de carreteras, un mayor consumo de petróleo y unos mayores costes de mantenimiento y conservación de infraestructura y automóviles. La ineficiencia de las administración públicas se pone más aún de manifiesto cuando se ha favorecido el transporte de mercancías por carretera frente al ferrocarril mucho menos contaminante y eficiente en el uso de recursos naturales y en la construcción de infraestructuras de transporte en lugares y zonas residenciales que en las que su uso es mínimo.

 

 

Esta necesidad de subida de tarifas no es sino consecuencia de una sociedad consumista y egoísta que ha perdido todo tipo de ética y moral en la que el despilfarro y la ostentación ha sido sus señas de identidad. Más carretera, eliminado espacios naturalezas, más coches, más grande y con más consumo es una necesidad constante para esta sociedad capitalista en la que los individuos se han olvidado del bien común frente a la necesidad colectiva.

 

Antonio Lozano Grande-ICEA

Periodico diagonal