"Como señala Bordogna, a diferencia de en la industria, en el sector servicios un conflicto “no tiene que ser cuantitativamente relevante para tener un fuerte impacto social”, un hecho que la pérdida de horas laborales no refleja adecuadamente. Lluís Rodríguez, economista y miembro del Instituto de Ciencias Económicas y de la Autogestión (ICEA), añade otra causa del retroceso de la huelga: la actitud de los sindicatos".
La huelga se encuentra en retroceso desde hace 30 años en Europa. Sociólogos y economistas investigan las causas de esta tendencia, subrayan la posibilidad de invertirla y la necesidad de autoorganización.
Cobertura de la Huelga General en DIAGONAL
- Ilustración: Iván Solbes.
Desde que la huelga estuvo en auge en los ‘70, el uso de este medio de reivindicación ha disminuido tanto en volumen como en extensión en todas las economías avanzadas. Por ejemplo, en Italia entre 1970 y 1979 se perdieron 1.041 días laborales por cada mil empleados a causa de huelgas; entre 2.000 y 2.008 sólo fueron 62,9 días. Además, en ese mismo periodo la cantidad de huelgas disminuyó de 192 paros por cada millón de trabajadores a 31,5.
Esta caída de la conflictividad también se percibe en España. Un estudio de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) elaborado en 2006 concluye que “la conflictividad laboral en Estado español [...] sigue pautas similares a las de los países desarrollados y tiende al descenso, incluso en períodos de auge económico”. En plena crisis, las estadísticas de la CEOE muestran que el número de huelgas en los primeros siete meses de 2010 disminuyó un 43,3% respecto al mismo período de 2009.
El sociólogo Lorenzo Bordogna atribuye dos causas principales a este desarrollo. Por un lado, la globalización debilita el poder de negociación obrero al someter los salarios a la competencia transnacional; por otro, el sector terciario ha sustituido al secundario como generador de empleo más importante.
Como señala Bordogna, a diferencia de en la industria, en el sector servicios un conflicto “no tiene tiene que ser cuantitativamente relevante para tener un fuerte impacto social”, un hecho que la pérdida de horas laborales no refleja adecuadamente. Lluís Rodríguez, economista y miembro del Instituto de Ciencias Económicas y de la Autogestión (ICEA), añade otra causa del retroceso de la huelga: la actitud de los sindicatos.
Según Rodríguez, de momento las “políticas sindicales son claramente reformistas, de gestión del capitalismo y ‘pacto social’ desde arriba”, que llevan a una menor afiliación sindical y en consecuencia debilitan los sindicatos. Según Bordogna, en este contexto muchos trabajadores recurren a otras formas de lucha, como el bossnapping (retención de directivos en las instalaciones de la empresa), ocupaciones del centro de trabajo o revueltas callejeras. Estas formas de lucha fueron inauguradas en Francia en 2009 con una serie de retenciones de directivos. Los obreros de la automotriz New Fabris incluso amenazaron con volar su fábrica si no recibían sus indemnizaciones por despido. Finalmente obtuvieron lo que pedían, hecho que invitó a la imitación de este método de presión.
Tendencia a la baja
No obstante, estas prácticas no cambian la tendencia general. Desde ICEA se mantiene que “sólo la huelga general puede dar la respuesta adecuada a las agresiones padecidas y las que están por venir”. Según este instituto, también deben desarrollarse estrategias que vayan más allá de un mero paro simbólico.
Así, “en el caso de ERE o cierres de empresas hay que tratar de forzar la situación para apropiarse directamente de la producción, así como también plantearse fórmulas de control de la oferta de trabajo, de forma que los empresarios tengan que recurrir a los trabajadores organizados para acceder a la mano de obra y que no sean las Empresas de Trabajo Temporal o el Estado quienes tengan ese control”.
En los últimos años ha habido varios intentos en este sentido: en Argentina han surgido varias colectividades a base de fábricas cerradas por sus dueños y ocupadas por los trabajadores. A su vez, el sindicato sueco SAC está experimentando con un sistema de control de empleo. Según éste, el sindicato proporciona trabajadores afiliados a las empresas con un salario establecido, de forma que controla el empleo en la empresa.
Además, distribuye el trabajo según el grado de necesidad de los parados, favoreciendo a aquéllos que llevan más tiempo en paro o que figuran en listas negras de la patronal. En 2009, CNT organizó una huelga general en Lebrija (Sevilla) reivindicando una bolsa de trabajo autogestionada, parecida al modelo sueco.
Se trata sólo de primeros intentos, que aún no han repercutido sobre la tendencia general. No obstante, el mismo Bordogna califica de “arriesgado” el “hacer predicciones sobre la actividad huelguística”, ya que la crisis podría “provocar un giro radical de esta tendencia en los países europeos”.
FRANCIA: 2,7 MILLONES PROTESTAN CONTRA LA REFORMA DE PENSIONES
El 7 de septiembre los sindicatos franceses convocaron la cuarta jornada de protesta contra la reforma de las pensiones en lo que va de año.
Según el diario Libération, participaron 2,7 millones de personas en las manifestaciones, que para la policía fueron 1,1 millones. Tras las movilizaciones, el secretario general del sindicato CGT, François Chérèque, declaró que “el Gobierno ya no puede hacer como si no pasara nada”.
El Gobierno de Sarkozy presenta la reforma como una medida necesaria para reducir el déficit presupuestario, situado en el 7,5% del PIB francés. El proyecto prevé el retraso de la edad mínima de jubilación de 60 a 62 años y la edad para cobrar la pensión completa de 65 a 67 años.
Además, pretende alargar el período de cotización obligatorio para recibir la pensión sin rebaja de 40,5 a 41,5 años, a pesar de que según previsiones del mismo Gobierno, el período de cotización promedio disminuirá en el futuro.
Hoy en día la mayoría de los franceses se jubila antes de los 59 años, por lo que sus pensiones son recortadas. Al aplicarse la reforma, el recorte aumentaría aún más. Los sindicatos difieren en su actitud frente a la reforma.
Solidaires y Force Ouvrière exigen su retirada inmediata, mientras que las mayores centrales sindicales, CGT y CFDT, han expresado su disposición a negociar con el Gobierno, si éste elimina el retraso de la edad mínima de jubilación a 62 años de la reforma.
Distintos comentaristas apuntan que Sarkozy también está dispuesto a negociar los detalles de la reforma, ya que en primer lugar aspira a una victoria simbólica sobre los sindicatos para convencer a su electorado derechista en las elecciones presidenciales de 2012. Mientras, los sindicatos preparan nuevas manifestaciones para el 23 de septiembre.