Este reportaje se presenta en ocasión del 8 de marzo, día internacional de la mujer trabajadora, siendo la mejor forma para ilustrar esta fecha que el ejemplo de un sector con una composición fundamentalmente femenina donde se hacen patentes las duras condiciones de trabajo a las que se hallan sometidas las mujeres a inicios del siglo XXI en un Estado supuestamente avanzado como es el español.
CNT-Sevilla
El sector
El sector está dominado por un grupo reducido de empresas (Clece, Eulen, Eurolimp, Marsol, Ecomed, Gelim y pocas más), muchas de ellas “divisiones” de Limpieza y otros servicios de multinacionales como ACS o Ferrovial, que son las que concursan a las contratas de las oficinas de la Administración Pública y pueden ofrecer condiciones ventajosas para hoteles y grandes edificios y locales. Hay que decir que mucha de esa “ventaja” la obtienen de los bajos sueldos y la explotación desmesurada a que someten a sus trabajadores.
El perfil más habitual del trabajador de la Limpieza de edificios y locales es el de una mujer de entre 40 y 50 años, madre de familia y sin estudios o con la enseñanza primaria. Las plantillas suelen de tamaño pequeño o mediano, siendo raro que superen los treinta empleados por centro de trabajo. La combatividad y el nivel de organización del sector es pequeño, pero relativamente alto si lo comparamos con otros ramos.
Cronología
La CNT de Sevilla, a partir de la victoria en las dos huelgas de la limpieza viaria de Tomares del 2002 y 2003, entró en una dinámica que la llevó de convertirse en un grupo de propaganda anarquista en el movimiento obrero a constituirse en un sindicato con capacidad para organizar en su seno a plantillas enteras de trabajadores y conseguir mejoras sustanciales en sus condiciones de vida y de trabajo, sin perder por ello sus señas de identidad.
En el 2003 iniciaba así una etapa de febril actividad sindical que la llevó a estar presente en muchos otros conflictos de clase en la ciudad, algunos de ellos en el ramo de la Limpieza de edificios y locales.
El aureola de la CNT de Sevilla como sindicato combativo y resolutivo se fue extendiendo fundamentalmente mediante el boca a boca, y así en noviembre de 2004 entraron en contacto con el sindicato trabajadores de Clece S.A. en la contrata de la Universidad de Sevilla, que estaban en huelga desde muchos días atrás y a punto de la rendición por agotamiento. Gracias al impulso y determinación de la CNT de Sevilla esa huelga se gana a principios del mes de enero de 2005, se consigue echar a Clece de la contrata y se crea en el centro de trabajo una nutrida sección sindical.
Posteriormente, a finales de 2005, se vuelve a entrar en conflicto contra Clece S.A. a raíz del despido de una trabajadora que se convertiría en una magnifica organizadora del sector: Manoli Sánchez. Después de muchos meses de una lucha durísima se logró la readmisión, gracias tanto al tesón y la fuerza inagotable de la compañera como al esfuerzo de la CNT.
Tras su readmisión, Manoli Sánchez será la impulsora, con su labor constante y buen hacer, de una sección sindical en la Consejería de Agricultura y Pesca, de la que hablaremos más adelante.
En octubre de 2006 se crea la sección sindical en la empresa Kerdos, que tiene subcontratado el servicio de limpieza en el Hotel Ibis de Sevilla. La empresa responde despidiendo el día 26 de ese mes a la delegada sindical y reconociendo la improcedencia del despido, con la intención de librarse de una trabajadora reivindicativa y pensando que así descabezaría al sindicato. La sección sindical contraataca convocando huelga indefinida a partir del 30 de noviembre, reclamando no sólo la readmisión de la compañera sino una serie de mejoras en sus condiciones de trabajo. La huelga se gana muy rápidamente y se consolida una nueva sección sindical.
Ya en el año 2007 el sindicato de Limpieza se topa otra vez con un viejo conocido: Clece S.A., pero esta vez en la contrata de la Universidad Pablo de Olavide (UPO). Tras el despido de tres limpiadoras se crea la sección sindical en la empresa y, tras el fracaso de las negociaciones tanto con la Universidad como con la empresa para que las readmitan, la sección sindical convoca una huelga indefinida a partir del 19 de marzo.
Clece S.A. ya conoce a la CNT de Sevilla y, temiendo que su presencia se extienda a otras de sus contratas si las trabajadoras obtienen sus demandas, no está dispuesta a ceder fácilmente. La lucha es durísima y la huelga se alarga en el tiempo, con frecuentes intervenciones de los antidisturbios llamados por el Rector de la UPO, tres nuevos despidos y mil trabas más a la acción sindical de las trabajadoras, que responden, arropadas por el sindicato, con constantes concentraciones y manifestaciones, actos de sabotaje, informes a la opinión pública y decenas de denuncias.
Finalmente, gracias a su tenacidad y a la solidaridad de parte de la comunidad universitaria y de los demás sindicatos de la CNT, las trabajadoras vencen y el 23 de julio, tras 127 días de huelga, ponen fin al conflicto, habiendo conseguido sus exigencias: la readmisión de las seis trabajadoras despedidas, el reconocimiento de la antigüedad desde el primer día de trabajo en la Universidad Pablo de Olavide, seis días más de asuntos propios, un protocolo de asignación de turnos y puestos de trabajo, una reducción progresiva de jornada sin reducción de salario y, sobre todo, la llamada “garantía laboral”, que consiste en que ante un despido improcedente sea el trabajador quien elija si quiere una indemnización o volver a trabajar.
Para la CNT de Sevilla la exigencia y consecución de la llamada garantía laboral se ha convertido en una herramienta fundamental para erradicar la precariedad y dotar de respaldo a los trabajadores para que se lancen a futuras reivindicaciones.
Acumulación de fuerzas y obstáculos para la implantación
En el conflicto de la UPO, además de demostrarse la fuerza que descansa en la acción directa, se manifestaron algunas de las problemáticas más comunes que lastran en la actualidad los procesos de organización de los trabajadores y que suponen un freno a su extensión.
A pesar de la gran victoria conseguida, la huelga fue extenuante y su duración causó problemas familiares a algunas trabajadoras, al tiempo que exacerbó las tensiones en el grupo. La intensidad del conflicto de clase en una sociedad que hace de la “paz social” un dogma incuestionable y el peso de rigideces patriarcales, con presiones muy fuertes desde las familias para aflojar la lucha o abandonar la militancia, también afectó profundamente a la sección sindical, que poco a poco quedó reducida a un pequeño grupo de compañeras.
Este hecho no es extraño ni privativo del ramo, sino muy común, dado que el contexto social en el que se desarrolla la lucha en otros sectores es muy similar: escasa tradición organizativa y de lucha, medio conservador donde la reivindicación de derechos es una excepción y no la norma, obstáculos de todo tipo para la labor sindical, cultura de la delegación muy arraigada debido a la lamentable burocratización y profesionalización (en el sentido negativo, de conversión en una profesión liberal bien remunerada y poco exigente) del sindicalismo… todo ello contribuye a ralentizar el crecimiento de una alternativa combativa y de clase donde los trabajadores asuman activamente el protagonismo.
Al sindicato muchas veces se acude con un problema muy grave, durante el conflicto se crea una numerosa sección sindical que consigue sus reivindicaciones gracias al apoyo del sindicato y, tras alcanzar su cénit el nivel de unidad y de conciencia de los trabajadores, se produce una ofensiva patronal que reduce la sección sindical a un núcleo de resistencia, dedicada a conservar lo conquistado gracias a la lucha de toda una plantilla.
Lejos de desalentarnos, consideramos que hay que hacer una lectura adecuada de la situación actual del movimiento obrero. No es extraño el reflujo de los procesos de organización de clase en un contexto de paz social y de macartismo antisindical generalizado. Lo importante es ser capaz de culminar los conflictos con victorias (entre otras cosas para demostrar que se puede luchar y ganar incluso en este contexto tan complicado, donde el desempleo es una amenaza real y el miedo se extiende en nuestra clase) y acumular fuerzas manteniendo lo conseguido, conservando organización en las plantillas y elevando la conciencia de los trabajadores que participen en los procesos.
En ese sentido, podemos estar muy satisfechos, ya que en todos los procesos en los que hemos participado, además de conseguir las reivindicaciones por las que se luchaba, ha quedado presencia sindical, los participantes han crecido en conciencia y su lucha ha servido de ejemplo para muchos otros.
La lucha contra una crisis que beneficia a los ricos y poderosos
Durante los años posteriores a la readmisión de Manoli Sánchez, ésta había logrado crear una sección sindical potente en la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía. La plantilla está compuesta por 23 trabajadores y la mayoría de ellos llevan muchos años trabajando ahí, habiendo logrado contratos indefinidos a tiempo completo.
Pero estas conquistas corren el peligro de desaparecer ante la ofensiva que los ricos y sus servidores políticos, el gobierno y la derecha, han desencadenado contra los trabajadores al grito de “ante la crisis hay que apretarse el cinturón” (siempre que no sea el suyo, claro). Así, en el mes de Julio de 2009 se publica un nuevo pliego de condiciones técnicas y administrativo mediante el cual se les reduce la jornada laboral y sueldo en un 25% pero siendo el volumen de trabajo el mismo. La jornada semanal pasaría a ser de 38 horas a 29 horas. El sueldo, que era aproximadamente de 850€, con esta reducción pasaría a ser de unos 630 €. Tras reunirse con la Administración, a la sección sindical le explican claramente que la medida se debe a órdenes de recortar gastos por el eslabón más débil.
Las trabajadoras pasan entonces a la acción: tras meses de concentraciones, manifestaciones, denuncias e innumerables actos, por fin el 4 de noviembre se consigue que la Administración dé marcha atrás y la nueva empresa, Marsol, no aplique la reducción de jornada.
Pocos meses después, concretamente el 18 de febrero de 2010, esta misma sección sindical de la Consejería de Agricultura y Pesca (antes en Coptalia, ahora en Marsol) revoca en asamblea de empresa a la Delegada de Personal (la figura equivalente a los Comités de Empresa en los centros de trabajo con menos de 50 empleados).
La delegada de personal revocada, afiliada a CCOO, no daba cuenta a sus “representados” del uso que hacía del crédito horario y mantenía en todo momento una actitud contraria a los intereses generales de la plantilla. Sin ir más lejos se distinguió por su sabotaje contra la lucha que libró el colectivo por el mantenimiento de sus condiciones de trabajo, amenazadas por un recorte brutal con la excusa de la crisis.
Suele ocurrir que a una lucha victoriosa le siguen otras, que nacen al calor de su ejemplo, buscando imitar su éxito, dando lugar a una dinámica de bola de nieve: eso sucede especialmente cuando los trabajadores comparten problemas e inquietudes. Y es que a los trabajadores de la limpieza de la Tesorería General de la Seguridad Social les quieren hacer la misma jugarreta que intentaron con los de la Consejería de Agricultura y Pesca, reduciéndoles la jornada y el salario pero no la carga de trabajo. De los 21 trabajadores que hay en plantilla, 15 se afilian al sindicato de Limpieza de la CNT sevillana y el pasado 14 de octubre realizan su primera concentración, a la que siguen muchas más hasta mediados del mes de enero, cuando por fin la empresa concesionaria del servicio de la limpieza (Ecomed) accede a reunirse y entablar negociaciones con el sindicato. Pero todavía las posturas del colectivo y las de la gerencia están muy distantes, por lo que la lucha sigue abierta.
(Extraído de www.anarkismo.net)