¿Decrecimiento o planificación económica con producción socialmente útil?

Reproducimos el artículo de Lluís Rodríguez, economista miembro de ICEA, en el último numero de la revista Andalucía Libertaria (órgano de expresión de la regional andaluza de cnt-ait)

 

Este artículo es una aportación al debate sobre el decrecimiento tema al que Andalucia Libertaria dedicó un  monografico en su numero 6 (septiembre-octubre 2010).

 

Se puede leer el artículo accediendo al numero 7 (noviembre-diciembre 2010) de la revista haciendo click aqui

y también a continuación

 
 

¿Decrecimiento o planificación económica con producción socialmente útil?


Lluís Rodríguez1


En los últimos tiempos se ha difundido por doquier la idea del decrecimiento como movimiento social, como medida anticapitalista de política económica-social-ecológica, incluso, vinculado a lo anterior, como una alternativa al capitalismo. Sirva este artículo para introducirme en el debate de estos posicionamientos y para tratar de evaluar sintéticamente las tres facetas antes comentadas que se desprenden de los libros y textos sobre decrecimiento. Asimismo sirva este articulo para añadir a este debate sobre desarrollo, los elementos de planificación económica y producción socialmente útil.

 

1. ¿Decrecimiento como política específica anticapitalista?


Para empezar, es evidente que el decrecimiento se ha conformado recientemente como movimiento social, y aunque se puedan hacer diversas valoraciones en este sentido no voy a extenderme en este punto. En lo que se refiere a las medias de política económica, social y ecológica2, vamos a profundizar en este artículo sobre las posibles objeciones y dificultades para implementarlas. Para empezar creo que se apuntan para ser implementadas por instituciones que no las aplicarán nunca y sobretodo en un marco social, el capitalismo, que derrocha fuerza para neutralizar cualquier intento para ello. Así pues por un lado existe en general un voluntarismo poco fundado en creer que estas medidas es posible que sean aplicables por la política y el gobierno parlamentarios. Sin embargo, es difícil creer que el Estado capitalista, instrumento dedicado a facilitar la acumulación de riqueza a las patronales nacionales e internacionales, quiera ejecutar cualquier tipo de propuestas que perjudiquen esta rentabilidad. Hoy en día ni tan siquiera los ajustes de política fiscal van dirigidos a atacar los privilegios de la patronal y los ricos, mucho menos se aplicarían medidas dirigidas a fomentar su perdida de poder económico y la consiguiente redistribución de la renta para que el impacto de la menor actividad económica no repercutiera negativamente a la clase trabajadora, como de hecho está sucediendo en la actual crisis.

 

Por otro lado el elemento que define más nítidamente en el discurso esta carencia de instituciones útiles en las propuestas de decrecimiento, es precisamente la dinámica capitalista. Las teorías del decrecimiento no explicitan que la fuerza fundamental de impulso del sistema capitalista, conectado con el crecimiento, es la acumulación de capital y el beneficio. Sin dirigirte a atacar el proceso de acumulación de capital y la lógica de los beneficios no es posible implementar medidas de reducción de producción y consumo. En esta línea todos somos cómplices al ser un sistema autoritario, que nos obliga a encuadrarnos en empresas para vender nuestra fuerza de trabajo y reproducir el sistema. Toda esta fuerza social (empresarios, trabajadores manuales, trabajadores técnicos e intelectuales, los políticos, etc.), es la que se debe tener en cuenta cuando nos planteamos hacer cualquier propuesta de acción en la economía. Por lo tanto este aspecto fundamental del capitalismo (acumulación de capital y beneficio) y la fuerza social que lo impulsa es lo que en un determinado momento pretenden redirigir los partidarios del decrecimiento. Así pues esto nos lleva a pensar que sin un anarcosindicalismo masivo que opere en el ámbito económico sobre estos elementos, es imposible ni siquiera pensar en tratar en un futuro de aplicar a gran escala políticas decrecentistas.

 

Es evidente que si existiese la posibilidad de aplicar una política de decrecimiento sostenido dentro del capitalismo supondría operar en contra de la lógica del sistema actual, por lo tanto podríamos hablar de políticas anticapitalistas. Sin embargo esta posibilidad se esfuma en la medida que existen mecanismos sociales y económicos muy potentes diseñados para mantener y asegurar las estrategias para la propia supervivencia del sistema capitalista.

 

A todo ello deberíamos añadir que, para decidir si hay que reducir o no la producción, es necesario un control social de la inversión, que supondría el control laboral de los medios de producción, intercambio y planificación económica, es decir, seria necesaria una revolución social.

 

2. ¿Decrecimiento como alternativa al capitalismo?


Si aceptamos la dificultad, o imposibilidad de aplicar masivamente políticas decrecentistas dentro del capitalismo, otra cuestión que se plantea, cuya respuesta ya se ha apuntado, es si el decrecimiento es una alternativa al capitalismo. De entrada si consideramos el capitalismo como sistema, vemos que las propuestas de decrecimiento no se definen en clave sistémica por lo tanto no suponen por definición una propuesta de alternativa a la forma de organizar la producción y el consumo. Creo que no es muy correcto pensar que las propuestas de decrecimiento suponen per se una alternativa al capitalismo, desde el momento que no plantean explícitamente eliminar la propiedad privada de los medios de producción, ni la producción dirigida a la obtención de beneficio, y sustituirlo en todo caso por una propiedad social con planificación de una producción dirigida a satisfacer la necesidades básicas y no tan básicas de la población. Si bien es cierto que algunos militantes decrecentistas coinciden con este planteamiento, no es menos cierto que, por diversos motivos, no existe por parte de este movimiento un planteamiento y acción generalizada para toda una economía y sociedad en esta linea.

 

Una alternativa al capitalismo pasa no solo por ajustar la producción, el consumo y la generación de residuos a las necesidades y posibilidades de los equilibrios ecológicos, sino que pasa principalmente 1) porqué una mayoría de la población, la clase trabajadora, ejerza un control efectivo de los medios de producción adoptando sistemas de planificación social y sobretodo 2) porqué se prioricen los trabajos y la producción y consumo socialmente necesarios evitando todo despilfarro. Estos dos elementos suelen quedar al margen de las reflexiones sobre el decrecimiento y es evidente que son cruciales para tratar este tipo de cuestiones. El primero de ellos, además requiere a corto plazo de formas organizativas que incluyan en su funcionamiento y en su programa los elementos necesarios para estas finalidades, como es el caso de las anarcosindicalistas CNT y AIT en el mundo. El segundo elemento lo trato de desarrollar en el siguiente epígrafe.

 
 
3. Despilfarro y producción socialmente útil


Podemos encontrar los inicios de estos análisis con el economista libertario Christian Cornélissen3 que plantea la necesidad de tener en cuenta el "valor de uso social", en el momento de priorizar un consumo agregado u otro para una sociedad. Este valor de uso social, decidido por los trabajadores - consumidores, debería servir para priorizar tanto en distribución y cantidad de bienes, evitando el acaparamiento y el consumismo, como para decidir el tipo de bienes útiles socialmente, por ejemplo alimentos y no armas. Posteriormente el economista radical Paul A. Baran4, conecta los elementos relativos a la producción con el concepto de “excedente económico potencial” que es la producción socialmente útil que podría obtenerse de organizar la producción y el consumo de forma no capitalista. Baran plantea que existe un despilfarro en la producción capitalista respecto al potencial que se podría obtener, en cuatro aspectos. El primero es un consumo excesivo de clases medias y ricas, que impulsa una producción irracional en ese campo. El segundo aspecto es el producto que pierde la sociedad por trabajadores improductivos que trabajan en producción de armamentos, artículos de lujo, objetos de ostentación y distinción social, burocracia, militares, policía, clérigos, especialistas en evasión fiscal, publicidad, bolsa, especuladores, etc. Un tercer aspecto es el producto perdido a causa de la organización dispendiosa e irracional del aparato productivo, que no aprovecha toda la capacidad instalada, supone no aprovechar economías de escala con pequeñas empresas o imponer conductas económicas irracionales gracias a los oligopolios, como puede ser tirar alimentos que no es rentable vender. Por ultimo no se materializa producto útil a causa de la existencia de desempleo por insuficiente demanda efectiva, falta de coordinación o la propia estructura política de la empresa y el mercado de trabajo.

 

4. Conclusiones


Existen otros varios factores importantes a tener en cuenta para abordar las propuestas de decrecimiento, como pueden ser el volumen de población y el necesario debate demográfico, el nivel de consumo necesario, la eficiencia tecnológica (cantidad de bienes para alcanzar una unidad de consumo), el papel del comercio internacional para cubrir las necesidades en otros países, la posibilidad de reorganizar los tiempos y espacios de trabajo, vivienda y ocio, así como el propio mercado de trabajo y los tipos de empleos que subsistan, etc5. Es pues con todos estos elementos como se puede responder la pregunta del titulo de este artículo.


Será necesario decrecer o no en la medida en que no sea necesario para la sociedad todo lo que se produce hoy, y será necesario crecer o no en la medida que no se cubran estas necesidades. La intuición y algunos estudios nos dicen que hoy por hoy seria preciso decrecer en los países imperialistas del centro mundial (paises desarrollados) y crecer en los países dominados de la periferia (subdesarrollados). Sin embargo, esto dicho asi no sirve de mucho si no se ponen las bases para acabar con el capitalismo y las instituciones que lo sustentan como el Estado, se toma el control de la producción y la distribución y se establece un sistema de planificación social que priorice la producción socialmente necesaria e internalice y minimice los costes ecológicos.


Apuntar a estos objetivos necesariamente servirá para caminar en la dirección correcta, tanto en los análisis, los estudios empíricos, como en las luchas sindicales y sociales.

 

1Economista y estudiante de postgrado en Trabajo y Política Social. Miembro del Instituto de Ciencias Económicas y de la Autogestión (ICEA).

2Un excelente resumen de estas medidas se encuentra en el dossier sobre decrecimiento del numero anterior de Andalucia Libertaria (nº6 de Septiembre-Octubre 2010).

3Cornélissen, Ch (1903). Théorie de la valeur. Refutation des théories de Rodbertus, Karl Marx, Stanley Jevons & Boehm-Bawerk. 2eme Edition. New York, Burt Franklin, 1970.

4Baran, P.A (1957). La economía política del crecimiento. Fondo de Cultura Económica. 1975

5Ver los articulos de Albert Recio (Apuntes sobre la economía y la política de decrecimiento) y Joaquim Sempere (Decrecimiento y autocontención) en la revista Ecologia Política nº35 (Junio 2008). http://www.ecologiapolitica.info/ep/35/35.htm