Este artículo pretende ser una revisión de mi anterior escrito “Precariedad juvenil y viejo sindicalismo” a partir de los comentarios realizados y los sucesos ocurridos desde entonces. En pocas palabras, argumentaba que los jóvenes precarios no podemos tener como referencia la organización sindical, ya que esta era propia de un mundo anterior: el fordismo-keynesianismo. Planteaba la necesidad de llegar a la autonomía a través de colectivizaciones de empresas y la creación de cooperativas.
Sin embargo, debo reconocer que la precariedad no es un invento reciente. Un repaso a la historia de las luchas obreras nos muestran como se conquistó la jornada laboral de ocho horas, la prohibición del trabajo infantil o la mejora de la higiene en los barrios obreros. Las conquistas obtenidas en el mal llamado “Estado del Bienestar” han sido un paréntesis en el desarrollo capitalista, no la norma.
No deja de ser curioso que este año hayamos sido testigos de una huelga indefinida que entre otras cosas pedía la jornada laboral de ocho horas, derecho por el que murieron miles en la masacre de Haymarket o en la huelga de la Canadiense en Barcelona.
Hablamos de la huelga de técnicos de Movistar.
Estos técnicos tienen poca estabilidad laboral, una carga ingente de trabajo y sufren la externalización de servicios, son contratados como falsos autónomos y deben poner hasta la furgoneta con la que trabajan. Su lucha ha sido mediática y comprometida, movilizando a un sector totalmente post-industrial y clave en el desarrollo de las TIC en el estado español. La huelga indefinida ha sido promovida por el pequeño sindicato AST, que se declara autónomo y de clase, rechazando la burocracia UGT-CCOO y las subvenciones estatales.
Los sindicatos alternativos, que han tenido la iniciativa en la lucha, a pesar del intento de boicot de UGT y CCOO, han cedido el protagonismo a las asambleas de base, que han conformado una auténtica Marea Azul con impacto en las agendas mediáticas y políticas. A día de hoy, el movimiento se encuentra en una fase de recomposición después del agotamiento de la huelga: las promesas de los pactos acordados no se cumplen y caen represalias sobre los participantes en la huelga indefinida.
Tal y como se me argumentó, hay otros ejemplos de huelgas en las que participaron sujetos políticos no asimilables a la categoría de “clase trabajadora tradicional”. Se trata del sector de la informática, un sector innovador dentro del capitalismo español y que atrae a miles de trabajadores jóvenes (y precarios). Las huelgas protagonizadas por la Coordinadora de Informática de la CGT han conseguido resucitar el sindicalismo en un sector normalmente ajenos a las actividades anticapitalistas. Cito un párrafo de un artículo de la Coordinadora que sitúa perfectamente esa transformación:
“(…) Los seguimientos han sido muy elevados, en Capgemini y Atos se paró un artículo 41, en Alten se puso a la empresa contra la espada y la pared y mención aparte los 7 días de huelga de HP seguidos por más del 85% de sus 2300 trabajadores, con piquetes de 300 personas, manifestaciones y asambleas masivas diarias que permitió la retirada del recorte salarial del 10% por parte de la empresa. El conflicto de HP y sus imágenes podrían haber sido extraídas del imaginario de cualquier lucha relevante del sector industrial. Jugamos a ser clase obrera y resultó que lo éramos.”
Además, creo que también se puede destacar otra gran huelga que se realizó en el ámbito de la educación pública: la oposición al TIL por parte de la Assemblea de Docents de les Illes Balears. La huelga consiguió una gran repercusión. Los padres, profesores y alumnos implicados pudieron participar a través de las asambleas en los centros y de una asamblea central, de dónde surgió el comité de huelga (desgraciadamente monopolizado por CCOO, UGT y STEI).
Por último, creo que interesante echarle a un ojo a la propuesta de la Oficina Precaria en Madrid. Este colectivo del entorno del 15M y de Juventud Sin Futuro intenta luchar contra la sustitución de puestos de trabajo estables por becarios sin derechos laborales a través de su campaña “No más becas por trabajo” y la asesoría para la creación de cooperativas. Desde un punto de vista estratégico, la Oficina Precaria tiene poca capacidad de activación y debe ser un apoyo a un Frente Estudiantil, que es el que tiene la potencia necesaria como para oponerse a la contratación de becarios y la creación de la Universidad/FP supeditada a las empresas.
Creo que todas estas experiencias recientes muestran un camino a seguir, que nadie ha diseñado desde ningún despacho, sino que nace espontáneamente de la adaptación a la nueva realidad social. Este nuevo sindicalismo combativo es una fusión perfecta entre dos elementos: el anarcosindicalismo clásico y el activismo propio de las protestas del 15M.
Haciendo una pequeña lista, creo que las principales características de este renovado sindicalismo libertario son las siguientes:
—Asambleas de base. Todos pueden participar en asambleas en las que los colectivos políticos se diluyen para conformar una Coordinadora o Marea que representa a todos los afectados.
—Redes sociales. Sirven para “rompen el hielo” y llegar a más gente, difundiendo las acciones y exigencias. Dan una imagen pública de la organización y además permiten una mayor coordinación. Se debe vigilar su seguridad claro, ya que es evidente que la privacidad está muy limitada por Corporaciones y Estado.
—Presión mediática. Lo que sale en los medios es objeto de debate y discusión. Sin unos medios de comunicación libres y autogestionados, estaremos sometidos a la criminalización y la manipulación de los medios del capital. Sin embargo, salir en el telediario puede conseguir una mayor difusión.
—Huelgas indefinidas sectoriales. Ante la inutilidad de las huelgas de uno o pocos días, las huelgas indefinidas con exigencias concretas pueden poner contra la cuerdas sectores enteros, como la educación o las telecomunicaciones.
—Acción directa. Las asambleas están por encima de Comités y Delegados y si existen deber de estar bajo el control directo de las asambleas. Se abandonada la cultura pactista típica de CCOO y UGT para ir al ataque. Si bien el anarcosindicalismo jamás ha abandonado esta línea, mi opinión es que los nuevos movimientos potenciados por el 15M también adoptan la acción directa. Son, como diría Carlos Taibo, libertarios sin ser “identitariamente” anarquistas.
El papel de los anarquistas, en mi opinión, puede ser clave para que este nuevo sindicalismo se consolide y sustituya lo antes posible a la actual burocracia traidora. Queda pendiente saber si pueden haber puentes entre el cooperativismo autogestionario y el sindicalismo de clase, para que se potencien mutuamente. Los anarquistas de la tendencia Organizativa y Social podemos acercar estos movimientos a la autonomía, alejándolos de las injerencias de los partidos autoritarios que pretenden poner en el foco en las instituciones. Construir un Frente Laboral fuerte puede ser un gran avance para alcanzar el mundo nuevo que llevamos en nuestros corazones.
Anónimo
Publicado en Regeneracion