El ciudadano como persona residente en una determinada ciudad y perteneciente a una comunidad politica, con una serie de derechos y deberes consustanciales a dicha comunidad, es un termino historico que ha ido modificandose no en su esencia pero si en el sentido de pertenecer a una ciudad- Estado (polis), o a un Estado como en la actualidad, a nivel geográfico diriamos, que en su raíz alberga una defensa del Estado en su acepcion más igualitaria, entre el individuo y aquél.
El mismo derrumbamiento del movimiento obrero, ha dado paso a la eclosión de esta “nueva” ideologia difusa que viene a reclamar y ampliar el elenco de derechos incluidos en la sociedad capitalista de una manera mas o menos formal, mediante un discurso que abandona el legado teorico de la lucha de clases, ya afónica, para introducir nuevos conceptos que en cierta manera nos pueden llegar a sonar; mareas, movimiento, ciudadania, multititud, pluralidad, no nos representan etc. Incluso las mismas protestas se convierten en un circo de batucadas, gigantes, malabares, que se alejan del pathos tragico del obrerismo que acaba sustituido por el desenfado, fiesta, y entretenimiento.
A nivel organizacional se basa precisamente en todo lo contrario. Su no organización, distante en la manera que han adoptado los sindicatos y los partidos, (que a pesar de las apariencias tambien ha demostrado sus puntos de quiebra ya sea via represión, cooptación o desgaste) mediante estructuras permanentes, direcciones, secretariados etc se transforman ahora en coordinadoras que nacen y desparecen dentro de los mismos procesos de protesta . Por lo tanto se produce una individualizacion centrada en el localismo, una cierta pulsion por estar juntos dentro de la comunidad grupal, sometido a las contingencias de la vida misma, que hacen que conviertan dichos movimientos en efimeros, o en “adolescentes”.
Esta nueva ciudadania no propone nada, es más pasa de la concepcion teleologica de la historia adscritas a las ideologias del s.XX. Es por eso que sus luchas aparecen como defensivas, sin proponer una transformacion de las estructuras del capitalismo, porque en realidad no hay nada que proponer, tan solo la experimentacion y la inmediatez in situ y en tiempo.
El ciudanismo vendria a ser el ultimo refugio del izquierdismo de clase, que aspira a democratizar la sociedad a traves de la participacion, la pedagogia, y un ejercicio moralizante, frente a las desigualdades del capitalismo, planteando la defensa de lo público y el retorno al Estado del Bienestar. Algo así como que haría falta más democracia para frenar la desigualdad neoliberal, infiltrandose en el corazon mismo del Estado de derecho a través de la constitucionalizacion de estos, permitiendo la cooptación hacia el parlamentarismo de muchas de sus figuras.
En cuanto al espacio público, la apologia del lenguaje (sms, watsaps, foros, internet, redes etc), ha deslocalizado la antigua calle y la fabrica para situarla en los medios de comunicación de masas, con la potencialidad sobrada de convocar o desconvocar a dicha ciudadania a su antojo, como hemos experimentado en las diferentes convocatorias de las últimas dos décadas.
De ahí la capacidad en potencia y a toda costa de aglutinar mayorias sociales. Una vez borrados los criterios de subjetividad politica de la lucha de clases lo que queda es el mero agregado de individuos tomados uno a uno, arrasando todos los mecanismos de mediación politica anteriores (partidos-sindicatos) para dar paso al individuo frente al estado como agregado numerico con una serie de intereses propios indeterminados atravesados por la trasversalidad
Estas y otras, son las reflexiones que se reflejan del artículo que os pasamos a continuacion de Mario Dominguez, autor entre otros títulos, del libro Postpolitica y Ciudadanismo, del que bien se pueden extraer conclusiones bastante aprovechables.
Para visualizar el articulo clica aki