El Estado del bienestar y sus democracias son la expresión de la lucha entre diversas fuerzas sociales. La capacidad de movilización y lucha ha hecho que éstos tomen forma según cada coyuntura y se encaminen en un sentido o en otro en lo que se refiere al reparto del poder político y la riqueza.
La crisis iniciada en 2008 ha sido su penúltimo episodio. En esta última fase se ha demostrado el verdadero papel del Estado en la economía global. Secuestrado por los poderes financieros y una vez abandonado su supuesto papel de redistribuidor de la riqueza social, los sistemas democráticos en su conjunto han quedado en evidencia.
Como consecuencia nos enfrentamos a una grave disyuntiva. ¿Cómo apostar por el bien común y dar salida a las dos grandes reivindicaciones actuales de reparto de la riqueza y del poder político?¿Qué modelos de autogobierno y de autogestión colectiva nos podemos imaginar? ¿Se puede pensar que, al menos en parte, las respuestas pasan por profundizar en el Estado del Bienestar?¿Qué modelos políticos nos imaginamos en este contexto? Pensar todo esto no es tan sencillo como decidir si apostamos “a muerte” por los Estados del Bienestar o construimos una sociedad e instituciones alternativas, “instituciones del común”.
En la actualidad se trata de pensar si el Estado del Bienestar puede ser un puente hacia otro lugar, habida cuenta de que su aparato institucional, sobre todo aquel que cubre derechos básicos: infraestructuras, educación, sistema sanitario o fiscalidad son determinantes a la hora de intentar revertir el actual devenir depredador de recortes, privatizaciones y acumulación en pocas manos de la riqueza colectiva. Pero, por otro lado, nada de todo esto se puede pensar sin considerarlo en el marco de la cooperación social, de las posibilidades de organizar la sociedad al margen de las raíces corporativistas del Estado, de sus castas administrativas y de su papel conservador como poder constituido.
Por estos motivos en el curso que proponemos queremos entrar con cierta profundidad a pensar qué papel juega el Estado del Bienestar en un deseable proceso constituyente. Queremos pensar cómo pasar de las instituciones del Estado a las instituciones del común. Entendidas estas últimas como la argamasa institucional de la que debemos dotarnos para apostar por lógicas políticas, sociales e institucionales capaces de pensarse más allá de lo público (estatal) y lo privado (mercado). Este es el reto que nos queremos plantear.
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