China, ajuste o incertidumbre

 

Las ultimas medidas tomadas por el gobierno chino para atajar el desplome de la Bolsa, suspensión de la cotización de 1.300 valores (un 40% de la capitalización), compra de valores por fondos dirigidos por el Estado, aumento de las garantía para realizar operaciones de venta de futuros, prohibición de venta de valores a las empresas públicas y a los directivos, así como amplias medidas de liquidez por parte del banco central chino para evitar una crisis bancaria, han puesto las dudas sobre la evolución económica del gigante asiático.

 

 

Algunos hablan de punto de inflexión, pero por el momento no se puede hablar a ciencia cierta sobre una supuesta decaída, pues los últimos datos económicos en lo que se refiere a expansión en el sector manufacturero y en el de servicios, las ventas al por menor (llevan un mes repuntando) y la producción industrial (dos meses de repunte), no son capaces de añadir incertidumbres en la economía del país por el momento. Además de ellos los datos de crecimiento del PIB en el segundo semestre a pesar de ser el menor desde los últimos 25 años, sigue creciendo a un 7%.

 

 

Si bien es cierto que la subida de la bolsa ha sido impulsada por las reformas económicas estructurales, la política monetaria expansiva del Banco de China, la unificación de los mercados de Shanghái y Shenzhen, y la participación de nuevos inversores domésticos sin cultura financiera, la salida de capitales provinientes el mercado inmobiliario ha añadido un fuerte componente especulativa a la Bolsa.

 

En este sentido China ha llevado importantes inyecciones de dinero en todo lo relacionado con la construcción de infraestructuras, como AVE's, Congresos, Aeropuertos, y construcción de viviendas por encima de la capacidad de absorción vía consumo por parte de la población, que hacen recordar por momentos la burbuja inmobiliaria española.

 

Y ha sido ese desinflamiento de la burbuja inmobiliaria la que ha alentado en una parte las cotizaciones en Bolsa, último refugio de los especuladores que esperan encontrar mayores retornos.

 

A pesar de ello, el proceso de crecimiento económico de carácter endógeno que se esta produciendo en china, choca en cierta manera con el sector exportador, que desde el 2006 y con algún repunte entre medias, sigue bajando ligeramente. La demanda de materias primas sigue también bajando, el precio del petróleo en parte por la caída de la demanda china además de la sobreproducción en EEUU, y las emisiones de CO2 también han caído y no precisamente por cumplir con los requisitos de sostenibilidad industrial, algo que China se lo pasa por el forro cuando le conviene o no.

 

La justificacion para las autoridades chinas es que su modelo de crecimiento basado en la industrialización a toda costa —y sus consecuencias en el medio ambiente y en la calidad de vida de los ciudadanos— cada vez despierta más recelos en la misma clase media que ese modelo ha contribuido a crear. La "nueva normalidad", en palabras del presidente chino Xi Jinping, se basa en un crecimiento "más moderado" y "basado no en las materias primas y la inversión sino en la innovación".

 

Después de todo esto, solo cabe preguntarse si lo ocurrido en Bolsa es solo un ajuste, o por el contrario marca la senda de una posible crisis China.

 

En el artículo que os presentamos a continuación se analiza minuciosamente la última etapa expansiva inmobiliaria en China, que comenzó a partir del 2008 con los megaestímulos fiscales estatales y que parece estar desinflándose a día de hoy, de ahi las medidas que está tomando el Gobierno China de comprar viviendas para añadirlas al parque publico a precios más moderados que puedan ser absorbidos por nuevos propietarios, apaciguando las inmensas perdidas de los promotores.

 

El articulo fue escrito a finales del 2012 por David, en plena escalada especulativa.

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